Acciones e investigaciones Sociales. Nº 46 (2025)
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a) Antecedentes sobre la Estigmatización Gitana
Varios autores (Garcés, 2016; Galletti 2019; 2020; Filigrana, 2020) han coincidido en marcar que la
estigmatización de la población gitana se originó entre el siglo XIV y XV con el encuentro entre las
sociedades europeas y los grupos romaníes, vinculándose al surgimiento del capitalismo y un modelo
de dominación colonial que comenzó en el siglo XV, pero que aún hoy tiene efectos en la sociedad.
Este proceso, descrito por Aníbal Quijano (2014) como "colonialidad del poder", y analizado por Frantz
Fanon (2009) como la racialización de la cultura, ha justificado la deshumanización y marginalización
de grupos racializados como gitanos, indígenas y afrodescendientes. Aquellos que desafiaron la lógica
capitalista con modos alternativos de subsistencia fueron etiquetados como "vagos" o "salvajes" y
sujetos a discursos civilizatorios que persisten en la actualidad. Según Alonso et al. (2001:173), la figura
del vago, con origen en la Baja Edad Media, fue resignificada en la colonización de América y ampliada
en el siglo XVI para incluir a "egipcianos y caldereros extranjeros", "pobres mendicantes sanos que
andan vagamundos" y “gitanos”. Tradicionalmente percibida como una población itinerante, los
gitanos y gitanas fueron a menudo catalogados como "sucios" y "salvajes", con hábitos poco higiénicos
(Rothea, 2014). Esta representación de alta movilidad y desaseo los convirtió en objetivo de
persecución, siendo sometidos a "despiojamiento", "desinfección" y cuarentena preventiva por las
autoridades, al considerarlos un riesgo de contagio de enfermedades (Galletti, 2019).
Por otro lado, si el portador del estigma grupal realiza una acción condenable a nivel individual se
produce un reforzamiento de la estigmatización colectiva. La lógica mediante la cual se marca y castiga
al grupo en lugar del individuo es una operación muy usual de discriminación y estigmatización donde
“se le adjudican características negativas a todo un grupo de pertenencia en lugar de al individuo,
mientras que en la sociedad mayoritaria se le individualiza” (Galletti, 2020). Una lógica que se ha
repetido numerosas veces a lo largo de la historia, en particular en situaciones de riesgo o crisis (social,
económica, sanitaria) en la que se culpa al otro interno o externo de los males que aquejan a la
sociedad, tal el caso de la culpabilización de los judíos como responsables de la epidemia de peste
negra en Europa Occidental y Central durante el siglo XIV (Cantera Montenegro, 2023).
La estigmatización está vinculada, además, a la imposibilidad de acceder en igualdad de condiciones
a los derechos y a la participación plena en la vida política, ya que se trata de identidades
desacreditadas frente a la población mayoritaria. Según Bareiro (2010) “la ciudadanía plena no implica
por lo tanto una ilusoria plenitud de derechos, sino la titularidad y el ejercicio efectivo de derechos
que son garantizados por el Estado” (23). Titularidad y no víctima de tutelaje, tal como ha padecido la
población gitana a lo largo de la historia.
Para analizar la cuestión de los estereotipos y la estigmatización gitana en la Argentina podemos
mencionar algunos antecedentes relevantes. Por ejemplo, el trabajo de Marta Arana (1990; 1998)