Nemesio Castillo Viveros
José Alfredo Zavaleta Betancourt
Erika Patricia Rojas González
236
Acciones e Investigaciones Sociales. ISSN: 1132-192X, Núm. 41 (2020). Págs. 231 a 261
https://doi.org/10.26754/ojs_ais/ais.2020415126
individuales o grupos se apropian de forma de material, bien en
forma interiorizada o incorporada (Bourdieu, 2000b, p. 131).
La adquisición de capitales se produce mediante las prácticas
sociales. El proceso de apropiación y producción se denomina
habitus. Para Bourdieu (2000) el habitus “es tanto el elemento
generador de la práctica, como el factor primordial de la repro-
ducción cultural o simbólica” (p. 87). El habitus se define “como
un sistema de disposiciones durables y transferibles -estructu-
ras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras-
disposiciones durables y transferibles -estructuras estructuradas
predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes- que
integran todas las experiencias pasadas y funcionan en cada mo-
mento como matriz estructurante de las percepciones, las apre-
ciaciones y las acciones de los agentes cara a una coyuntura o
acontecimiento y que él contribuye a producir” (Bourdieu, 2000,
p. 256). La apropiación y producción de capitales en el campo
mediante prácticas sociales se convierten en habitus. Existen
cuatro formas de generar esas prácticas sociales mediante capi-
tales: cultural, económico, social y simbólico.
En la teoría de los campos, cada capital es importante, en su
caso el capital cultural existe en tres formas: incorporado, objeti-
vado e institucionalizado. El primero: es un estado de disposicio-
nes duraderas de organismo, el segundo: se presenta en estado
objetivado, en forma de bienes culturales, cuadros, libros, diccio-
narios, instrumentos o maquinas, que son resultado y muestra de
disputas intelectuales, de teorías y de sus críticas, el tercero: en
estado institucionalizado confiere propiedades enteramente ori-
ginales al capital cultural que debe garantizar (Bourdieu, 2000b).
En efecto, cuando se habla de capital cultural incorporado
debemos hacer énfasis en que “es una posesión que se ha con-
vertido en parte integrante de la persona, en habitus. Del “tener”
ha surgido “ser”. El capital incorporado, al haber sido interiori-
zado, no puede ser transmitido instantáneamente mediante do-
nación, herencia, compraventa o intercambio (a diferencia del
dinero, los derechos de propiedad, o incluso los títulos nobilia-
rios)” (Bourdieu, 2000b, p. 140). Así, el capital cultural es mate-
rialmente transferible a través de su soporte físico (por ejemplo,
escritos, pinturas, monumentos, instrumentos, etc.) (Bourdieu,
2000b, p. 144).