La colección Documentos de Composición Arquitectónica, dirigida por Jorge Sainz, continúa con su objetivo de sacar a la luz interesantes aportaciones en los campos del estudio, el aprendizaje y la investigación en arquitectura, incorporando ahora La arquitectura moderna, una obra de Henry-Russell Hitchcock (1903-1987) publicada en el año 1929 y, hasta el momento, inédita en castellano. A pesar de que se puede considerar como la primera historia de la arquitectura moderna, su trascendencia quedó eclipsada por la aparición posterior de otro texto del mismo autor: el libro El estilo internacional realizado en colaboración con Philip Johnson a partir de la exposición que ambos organizan en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1932.

La importante repercusión que tuvieron tanto la exposición del MoMA como el texto que la acompañó provocaron que esta obra iniciática, escrita cuando el autor contaba con 26 años y el Movimiento Moderno estaba todavía en un estadio de formación, se quedara como una publicación aparentemente menor al lado de la siguiente. Sin embargo, desde la perspectiva de nuestro presente, lo que inicialmente podrían constituir aspectos negativos se convierten en los temas de mayor interés, pues nos presentan a un arquitecto e historiador capaz de estar atento a lo que sucede en su tiempo con una mirada curiosa y certera.

La obra, con el subtítulo de Romanticismo e integración, se articula en tres partes, con seis capítulos cada una: "La era del Romanticismo", "La Nueva Tradición" y "Los Nuevos Pioneros", buscando rechazar así la idea de tabula rasa que se podía desprender de los primeros manifiestos modernos. Hitchcock entiende la 'nueva arquitectura' como el último episodio de la historia, y recurre a la historia como fuente y argumento para desarrollar su tesis, partiendo de la culminación del gótico en el siglo XIII y analizando cómo se ha entendido la modernidad en arquitectura desde esa época hasta su contemporaneidad. Y, si el gótico tardío sirve para introducir el discurso, su desarrollo principal lo encontramos en lo que sucede entre 1750 y 1929, arco temporal fijado por el autor para concretar y asistir al alumbramiento de la 'nueva arquitectura' de la mano de diversos protagonistas: aquellos que en la era del Romanticismo sirven de precursores de la 'nueva tradición', como John Soane o Karl Friedrich Schinkel en una primera generación o Henri Labrouste y Jacques-Ignace Hittorf en la siguiente.

Prácticamente un siglo después presenciamos el difuso final del romanticismo y el nacimiento de los precursores de la modernidad, fundadores al mismo tiempo de una Nueva Tradición, que Hitchcock define como el abandono del "eclecticismo del gusto" en favor del 'eclecticismo de estilo'. La 'nueva tradición' se asienta plenamente en la historia, legitimándola y proyectándola hacia el futuro. Personificada inicialmente en nombres como Henry Hobson Richarson o Pierre Cuypers, alcanza su plenitud en América y en Europa gracias a Frank Lloyd Wright, Otto Wagner o Henrik Petrus Berlage. La evolución de esta 'nueva tradición' se dirige hacia una arquitectura sustancialmente distinta, la 'nueva arquitectura': más racional, más pura, dónde aparece "un nuevo aprecio por la forma y la búsqueda de ciertos efectos específicos". Es la arquitectura de los 'nuevos pioneros': Le Corbusier, Jacobus Johannes Pieter Oud, Walter Gropios o Mies van der Rohe, entre otros. Con independencia de la escasa obra realizada, y del poco tiempo transcurrido desde su finalización, son expuestos por Hitchcock con riguroso detalle, y presentados como los auténticos protagonistas de la 'arquitectura del futuro', de ese Estilo Internacional que aquí se avanza, como intuyendo que tendrá su continuidad y consolidación poco tiempo después, corroborado con hechos como la célebre exposición en el MoMA.

Releyendo las páginas de La arquitectura moderna se puede percibir cierta falta de crítica u objetividad, combinada con la habilidad que tiene el autor para proponer determinados nombres en ausencia de otros que hoy podríamos incluir. No podemos olvidar que Hitchcock, titulado como arquitecto pocos años antes, está siendo protagonista directo de los cambios del momento -un joven e implicado protagonista- y, no obstante, es capaz de articular un discurso científico para abordar el conocimiento del pasado y del presente, convirtiéndose él mismo en un pionero a la hora de escribir la historia razonada de la arquitectura moderna. Sirva de ejemplo el apéndice que incluye, redactado como si fueran las conclusiones del estudio, la completa nota bibliográfica que incorpora al final, una suerte de estado de la cuestión dónde se exponen comentados los libros publicados hasta el momento, o las propias dudas que el autor introduce a modo propositivo a partir de las situaciones más recientes, como los concursos de arquitectura contemporáneos, muchas de las cuales serán resueltas en los años sucesivos y expuestas en libros posteriores.

Manteniendo la estructura de los números anteriores de la colección, la traducción del texto original se acompaña de un prólogo, escrito por la profesora Emilia Hernández Pezzi, que nos permite entender la importancia de la figura de Hitchcock dentro de la historiografía de la arquitectura moderna, y un epílogo de la investigadora Macarena de la Vega que analiza la influencia ulterior de la obra y el legado de su autor. Ambas aportaciones reflejan el interés por difundir la labor de investigación que se está realizando actualmente dentro del Departamento de Composición de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y constituyen un importante complemento tanto para el contenido del libro como para el conocimiento de la trayectoria del autor.

Todo ello resuelto formalmente con el cuidado en el diseño editorial al que nos tiene acostumbrados Reverté, desde la útil y agradable maquetación y tipografía empleada hasta los detalles más pequeños como la incorporación de ilustraciones de las portadas de todas las publicaciones que se van citando a lo largo de la obra.

Con este libro, que ahora podemos disfrutar también en castellano, Henry-Russell Hitchcock se convierte en poeta y profeta de la arquitectura moderna, siguiendo la definición que nos ofreció Le Corbusier enPrécisions sur un état présent de l'architecture et de l'urbanisme, publicada un año después de La arquitectura moderna: El profeta es "aquel que, en medio del torbellino, sabe ver los hechos, sabe leerlos. Aquel que percibe las relaciones, que denuncia unas relaciones, que designa unas relaciones, que clasifica unas relaciones y que proclama unas relaciones. El poeta es aquel que enseña la nueva verdad".