Actuaciones arquitectónicas en el puente de Piedra y en el de Tablas (siglos XVII-XVIII)

Autores/as

  • Ana Isabel Bruñén Ibáñez

DOI:

https://doi.org/10.26754/ojs_artigrama/artigrama.2000158451

Resumen

Zaragoza, por su situación entre varios ríos (Ebro, Gallego y Huerva) necesitaba numerosos puentes para comunicarse con los términos y localidades separados por estas fronteras naturales. La arquitectura hidráulica que hizo posible la interrelación de gentes ha sido siempre estudiada desde el punto de vista de la ingeniería, sin tener en cuenta muchas veces, que a la utilidad se unió la estética, produciendo autenticas obras de arte. La restauración del Puente de Piedra, tras la riada producida en 1643 y la reconstrucción de los dos arcos centrales entre 1657 y 1671, quiso dotar a la fábrica de un nuevo estilo de construcción, que ya se había dado en los puentes erigidos a principios del siglo XVII en Francia; se le hizo más esbelto y cómodo en anchura, no sólo para la entrada de carruajes y mercancías sino para invitar a la población al disfrute de espacios abiertos creados en el entorno del propio río y muy cercanos al sector más dinámico de la Ciudad.

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Publicado

01-12-2000

Cómo citar

Bruñén Ibáñez, A. I. (2000). Actuaciones arquitectónicas en el puente de Piedra y en el de Tablas (siglos XVII-XVIII). Artigrama, (15), 105–124. https://doi.org/10.26754/ojs_artigrama/artigrama.2000158451