Il regno di Napoli
DOI:
https://doi.org/10.26754/ojs_artigrama/artigrama.2008237806Resumen
En Nápoles la arquitectura de la época de la Corona de Aragón empezó con la reconstrucción del Castelnuovo, impulsada por Alfonso el Magnánimo, y realizada sobre todo por el arquitecto mallorquín Guillem Sagrera. Otros maestros catalanes, activos en la misma fábrica, difundieron elementos arquitectónicos como escaleras, logias, portales y ventanas de formas originales y decoraciones tardogóticas, en los centros urbanos del interior de la Campania y del bajo Lazio (por aquel entonces unido al reino de Nápoles). Se trataba de un gusto que terminaría siendo suplantado por el renacentista toscano que, a partir del último cuarto del siglo XV, se impuso en Nápoles y palautinamente en las regiones del Reino. La iglesia de Santa Caterina a Formello, inspirada en la arquitectura de Francesco di Giorgio y la capilla Caracciolo di Vico anexa a la iglesia de San Giovanni a Carbonara, derivada de una idea tal vez bramantesca, son importantes obras del primer Quinientos, período que en la arquitectura civil fue dominado por la figura del arquitecto Giovanni Mormando. Fue bajo el virreinado de Pedro de Toledo (1532-1553), sin embargo, cuando la ciudad de Nápoles conoció una verdadera renovación: el ensanche de los Quartieri Spagnoli, la calle Toledo, el nuevo Palacio del Virrey, la iglesia y el hospital de San Giacomo degli Spagnoli, el palacio de los Tribunales y el fuerte de Sant’Elmo, obra del arquitecto Pedro Luis Escrivá, que se ocupó también de otras fortificaciones en el Sur de Italia, son las obras impulsadas por este Virrey.
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