Lo studio della letteratura europea

Resumen

Aunque se está de acuerdo en que el estudio de las literaturas nacionales está fundamentado en diferencias específicas entre ellas (obras escritas en la misma lengua y dentro de la misma tradición, y que inevitablemente expresan una identidad lingüística particular), podemos y debemos reconocer la existencia de una literatura europea como un campo de investigación homogéneo caracterizado por su unidad funcional.
El término "literatura europea" es preferible a "literatura occidental"; el primero testimonia la historicidad de obras producidas dentro de esa tradición, mientras el segundo puede adoptar indeseables tonalidades políticas.
Una tradición literaria opera a través de fronteras Iingüísticas. Su poder modelizante puede reconocerse en un macrotexto en el que operan influencias directas e indirectas.
L.a tradicición europea tiene su origen en la literatura de la antigüedad clásica, una herencia transmitida no sólo a la Edad Media, sino también a los siglos posteriores hasta nuestros días. Cada nueva época contribuye a la tradición, produciendo obras que se presentan como modelos para el futuro mientras al mismo tiempo continúan la tradición.
El estudio de la literatura europea exige tanto un acercamiento general como el conocimiento de la especificidad de las obras individuales. La competencia exigida no es ecuménica, sino multiespecializada, y debe evitar los peligros de dos enfoques diferentes que han empobrecido muchos estudios en este ámbito, el formalista y el valorador.
El primero ha privilegiado en demasía la dimensión estructural de las obras literarias. No debería, sin embargo, eludir lo que puede considerarse la esencia de la obra de arte literaria, principalmente la gama completa de la experiencia humana y su corporeización en imágenes, valores, significados. La tradición literaria no está hecha sólo de formas y códigos, sino también de un vasto depósito de temas, constantemente disponible y que se amplía más o menos explícita y directamente.
Por otro lado, el enfoque valorador tiende bien a exaltar los orígenes, denigrando así la modernidad y descuidando la historicidad de la transmisión, bien a vindicar la ruptura con el pasado, como si esto no fuera otra forma de tradición.
La literatura moderna vive en una relación ambivalente de pasado y futuro y presenta al primero como autoridad y al segundo como proyecto.