La materia como lenguaje. De la redundancia al disimulo
DOI:
https://doi.org/10.26754/ojs_zarch/zarch.201549160Resumen
Está siempre junto a nosotros en silencio. Como esos buenos sirvientes, atentos y discretos, no parece tener vida propia. La materia de la arquitectura nos rodea, nos protege en todo momento. Se le ha confiado la misión de darnos cobijo y confort. Es algo que la antecede, algo que percibimos en ella antes incluso de sentir sus efectos, pero si le prestamos atención, parece que también quiere expresarse por sí misma, por su propia naturaleza. Dice Hans-Georg Gadamer que “el ser que puede ser comprendido es lenguaje”. Sería entonces el de la materia un lenguaje que no tiene un código estricto ni utiliza signos inequívocos. La materia entona una lengua antigua y oscura, al mismo tiempo ancestral y recóndita.