Convocatorias previas

Número 23: "Paisajes periurbanos"

Fecha límite de recepción de artículos: 15 de abril de 2024
Publicación del número: diciembre de 2024

Texto de la convocatoria:

Como ha mostrado la historia urbana, el fenómeno de la suburbanización es tan antiguo como las propias ciudades, aunque el modo en que estas han ido colonizando nuevos espacios cambia en función de cada época. Mientras que en la era industrial se produjo un crecimiento exponencial de las periferias residenciales e industriales, en la ciudad contemporánea la generalizada descentralización de actividades terciarias y la proliferación de infraestructuras de todo tipo, especialmente viarias y ferroviarias, han dado lugar a la configuración de lo que se ha venido a llamar ‘nuevas periferias’,  o ‘áreas periurbanas’, con un carácter bien distinto  y que se definen como áreas que se sitúan en una especie de transición de lo propiamente rural a lo urbano [1]. En las últimas décadas se asiste a lo que puede considerarse una verdadera 'explosión periurbana', que se inscribe en el fenómeno más general de formación de ‘paisajes urbanizados’ [2]. Si bien las periferias se han configurado como resultado de la interacción entre el hombre y la naturaleza [3], actualmente y como consecuencia de los nuevos procesos de crecimiento de las ciudades, los espacios naturales y las tramas agrícolas en torno a ellas se conforman como un palimpsesto [4], un collage de espacios a menudo fragmentados, dispersos, vacíos o residuales con usos mixtos. Estos son los llamados paisajes periurbanos analizados por algunos geógrafos urbanos, que no son simples escenarios visuales, sino la manifestación de procesos que configuran el territorio y los sistemas territoriales[5].

Los problemas que plantean esos procesos son conocidos: degradación del medio natural, destrozo de las tramas agrícolas y banalización creciente del paisaje periurbano. En definitiva, se produce un deterioro progresivo de espacios que ya no son del todo urbanos ni tampoco rurales. Sin embargo, como reacción a esas dinámicas se observa una atención creciente a los valores culturales y ambientales de dichos paisajes, es decir, a los valores eco-culturales de los nuevos sistemas urbanos y territoriales. El Convenio Europeo del Paisaje (CEP) ha dado un paso decisivo en las aproximaciones integradoras, al definir el paisaje como “cualquier parte del territorio, tal y como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de los factores naturales y humanos y de sus interrelaciones”. El Convenio se refiere “tanto a los paisajes que pueden considerarse excepcionales como a los paisajes cotidianos o degradados” (CEP art.2), lo que implica el reconocimiento del valor del ‘paisaje ordinario’ y no solo de los paisajes de excepcional valor patrimonial. Se trata de una idea renovadora, al considerar que todo territorio es paisaje y que cada territorio se manifiesta en la especificidad de su paisaje, independientemente de su calidad y del aprecio que merezca..
Reevaluar la importancia de los paisajes periurbanos, considerándolos como oportunidades para concebir y aplicar modelos innovadores de regeneración urbana y paisajística, es una prioridad en el contexto europeo.

Desde una perspectiva medioambiental, los paisajes periurbanos ofrecen oportunidades para enfrentar los desafíos de adaptación y mitigación del cambio climático. A menudo albergan diversidad de ecosistemas y especies, por lo que su mantenimiento contribuye a preservar la biodiversidad y los equilibrios ecológicos.  Muchos paisajes periurbanos ofrecen además servicios ecosistémicos clave, como purificación del agua, regulación del clima local y prevención de inundaciones. La preservación de aquellos que incluyen tierras de cultivo es esencial para respaldar prácticas agrícolas sostenibles y garantizar la seguridad y soberanía alimentaria local. Por otro lado, desde la perspectiva cultural y patrimonial, es importante también atender a la herencia y a los valores culturales que presentan, obviamente en distintas medidas. En cuanto a la calidad de vida urbana, es obvio el papel que juegan los espacios abiertos y naturales en las actividades deportivas o recreativas y para la salud mental y física de los ciudadanos. Desde el punto de vista estrictamente urbanístico podrían actuar como catalizadores en procesos de regeneración urbana. Por último, la preservación y puesta en valor de los paisajes periurbanos puede aumentar la resiliencia de las ciudades al actuar como espacios de amortiguamiento contra los impactos del cambio climático.

El número 23 de ZARCH aborda la exploración y comprensión de los paisajes periurbanos, centrando la atención en sus valores eco-culturales. También se aborda la importancia de aquellos paisajes que, debido a su configuración natural, agraria o resultante de otras actividades humanas, podrían desempeñar un papel crucial en los procesos de regeneración urbana y paisajística. Esta aproximación integradora pretende reconocer la complejidad de estos espacios y reconoce su potencial, no solo para conservar elementos valiosos del pasado, sino también para contribuir activamente al desarrollo futuro de los paisajes urbanizados. En este contexto, se espera que los artículos y contribuciones de este número proporcionen una visión más profunda y matizada de los paisajes periurbanos y sus múltiples dimensiones. En el proyecto de investigación Peri-Urban Strategic Areas In Transformation. Eco-Cultural Challenges In Urban Regeneration Processes In Spanish Cities (PER-START), en cuyo marco se publica este número de ZARCH, se pretende explorar el potencial de estas áreas estratégicas en transformación, avanzando hacia un ecourbanismo paisajístico que abarque todas las escalas.

El objetivo principal es destacar la importancia de los paisajes periurbanos, resaltando sus valores eco-culturales. Tradicionalmente ignorados por los documentos urbanísticos que adoptan una perspectiva 'de dentro hacia afuera', es decir, de 'lo urbano a lo no urbano', estos lugares tienen una dimensión regeneradora ‘desde la naturaleza hacia la ciudad’, un aspecto que rara vez se reconoce. Consideramos que las particularidades, desafíos y potencialidades de los paisajes periurbanos solo pueden ser comprendidos en toda su complejidad mediante una investigación innovadora, interdisciplinar, interinstitucional y colaborativa, reconociendo la importancia de abordarla con una perspectiva que integre lo internacional, lo global y lo local.

Se proponen, como sugerencia, algunas líneas de trabajo:

  • Territorio, procesos y paisajes periurbanos
  • Retos ecológicos, socioculturales y económicos
  • Riesgos y resiliencia asociados al crecimiento periurbano
  • Dinamización, regeneración, reciclaje, recualificación de los paisajes periurbanos
  • Continuidad, innovación y experimentación en las estrategias urbanísticas y ambientales sobre los paisajes periurbanos
  • Instrumentos de regulación e intervención urbanísticos y paisajísticos: catálogos de paisaje, planes y proyectos, actuaciones
  • El papel de la cartografía como herramienta prospectiva para el estudio y la intervención en los paisajes periurbanos
  • A una escala menor, el estudio de arquitecturas que, desde espacios periurbanos, propongan nuevas lecturas de la ciudad y el territorio, entre ellas, estudios comparados o buenas prácticas.

 

                                                                                                              Raimundo Bambó, Carmen Díez Medina y Javier Monclús

 

[1] “Peri-urban areas are areas that are in some form of transition from strictly rural to urban. These areas often form the immediate urban-rural interface and may eventually evolve into being fully urban”. Council of Europe, Spatial development glossary (CEMAT) (Estrasburgo: Council of Europe Publishing, 2007).

[2] Thomas Sieverts, Paisajes intermedios. Una interpretación del zwischenstadt [Zwischenstadt, 1995] (Granada: Ediciones del Genal, 2015).

[3] Lewis Mumford, La ciudad en la historia [The city in history, 1961] (Logroño: Pepitas de Calabaza, 2012), Spiro Kostof, The city shaped (Boston: Thames and Hudson, 1991).

[4] André Corboz, “El territorio como palimpsesto”, en Ángel Martín Ramos (coord.), Lo urbano en 20 autores contemporáneos (Barcelona: ediciones UPC, 2004).

[5] Marcel Roncayolo, La ville et ses territoires (París: Galimard, 1990), Giuseppe Dematteis, “Suburbanización y periurbanización. Ciudades anglosajonas y ciudades latinas”, en Javier Monclús (ed.), La ciudad dispersa. Suburbanización y nuevas periferias (Barcelona: Centre de Cultura Contemporània de Barcelona: 1998).


Número 22: "Entre la permanencia y la temporalidad. Campos, urbanidad y tiempo"

Fecha límite de recepción de artículos: 15 de noviembre de 2023
Publicación del número: junio de 2024

Texto de la convocatoria:

En el número 13 de ZARCH publicado en el año 2019 se abordó el tema de las ‘huellas de lo efímero’ en las ciudades. En él, se proponía explorar los distintos compromisos entre las construcciones permanentes de la ciudad y las vinculadas a ciertos eventos temporales, o cómo sobre esta paradoja han surgido, en ocasiones, piezas urbanas relevantes.  En aquel editorial se señalaban algunas cuestiones de fondo, como que “se están desarrollando importantes investigaciones sobre la naturaleza, el papel y las trazas de lo efímero”, “no sólo sobre las huellas ‘físicas’ de las construcciones temporales”, también sobre “los legados intangibles que permanecen en el paisaje cultural y en el imaginario de nuestra sociedad, nuestra arquitectura y nuestras ciudades. [...] Se ha escrito mucho sobre la arquitectura ‘ocasional’ asociada a celebraciones públicas, actos religiosos, escenografías políticas o cinematográficas, festivales, mercados temporales, viviendas nómadas o arquitectura de emergencia. Pero el campo de lo efímero va más allá, sobre todo cuando se asiste a la proliferación de las arquitecturas provisionales”, como “las asociadas a los grandes eventos de la modernidad. [...] Por ello, parece razonable preguntarse por la naturaleza y calidad de lo efímero en la historia, en la actualidad y, por qué no, en el futuro de la ciudad”.

La propuesta para este número 22 se puede entender, en algunos aspectos, como una continuación de aquel editorial. Sin embargo, mientras que el número 13 se focalizaba en la relación entre lo efímero y lo permanente, sobre todo en las consecuencias que para la ciudad tuvieron ciertos eventos efímeros, este número 22, aunque insiste en la contradicción entre la temporalidad y la permanencia, deja al margen esas construcciones permanentes de lo efímero —como las ferias universales y sus pabellones, o las olimpiadas— para centrarse en dos cuestiones:

  • Por un lado, explorar las condiciones urbanas de lo temporal, ya sean eventos —fiestas, bailes, mercados o manifestaciones— o asentamientos, formales o informales, duraderos o instantáneos —campos de refugiados, de control o de celebración, artísticos o religiosos, la contingencia del nómada, en caravanas y campamentos—, así como las transferencias de ‘urbanidad’, tal y como entiende el concepto Lefebvre, que pueden producirse sobre las fábricas permanentes. Se trata de intentar vislumbrar qué es lo que tiene de ‘permanente’ lo ‘temporal’.
  • Por otro lado, estudiar las condiciones cada vez más temporales de la vida urbana de las fábricas —físicas y sociales— que creíamos permanentes y cuya urbanidad —la condición ‘líquida’ contemporánea, según Bauman— reduce a ámbitos menos construidos. La presión de la industria del turismo y del ocio sobre la ciudad, las ocupaciones temporales del espacio público y cierta inestabilidad surgida por la disolución de algunas construcciones sociales que parecían firmes aligeran la condición de permanencia que Rossi atribuía a las fábricas urbanas, establecen unas reglas nuevas y proponen nuevas formas urbanas. En este caso, se trataría de indagar acerca de cuánto tiene de ‘temporal’ lo ‘permanente’.

El objetivo sería desnudar el fenómeno urbano de su condición física estable para llegar al ‘grado cero’ de urbanidad. Para ello, se propone estudiar las contradicciones o paralelismos entre la temporalidad y la permanencia en la ciudad. Este viaje se puede hacer recorriendo, entre otros, caminos abiertos por algunos autores:

  1. Overmeyer[1] estudió la ciudad de Berlín como un laboratorio de usos temporales informales y cómo, de modo transitorio o más permanente, aquellos nuevos usos se apropiaron de sus vacíos vacantes y les dieron una nueva vida. Después, en el año 2013, extendió estos estudios a cinco ciudades europeas. En ellos, estudió cómo el ‘campo’ se ha introducido en la fábrica urbana, cuál es su capacidad de transformación urbana y cuál es su futuro. Aceptando el oxímoron de estos ‘campos urbanos’, sería interesante publicar trabajos que desvelen la fragilidad de la permanencia de las fábricas urbanas físicas contemporáneas y exploren cómo esta fragilidad es capaz de generar urbanidad en un contexto social y político cada vez más ‘líquido’.
  2. Hailey[2] clasifica las ‘ciudades temporales’, que denomina ‘campos’, en tres categorías: campos de autonomía —refiriéndose a los que se eligen voluntariamente para celebrar o aprender, para el retiro o la confrontación—, campos de control —como los campos militares, los centros de detención, las áreas de espera y tránsito, o los campos de concentración, entre otros— y campos de necesidad —normalmente establecidos por personas desplazadas de sus lugares de origen, auto-construidos o planificados, debido a desastres naturales o conflictos—. Los campos albergan un conjunto cada vez más diverso de personas —detenidos, refugiados, migrantes, peregrinos, activistas, turistas o hedonistas—; son una realidad urbana cada vez mayor, en su escala y relevancia; y, en ocasiones, su temporalidad es permanente y su super-estructura se transforma en infraestructura. ¿Qué podemos extraer de estos campos contemporáneos para entender mejor las fábricas urbanas aparentemente permanentes? ¿Cuál es el conocimiento que se puede trasladar de los primeros a los segundos?
  3. Mehrotra[3] clasifica los fenómenos urbanos temporales —que él llama ephemeral urbanism— en paisajes efímeros de celebración, de transacción, de extracción, de refugio, militar, religión y desastre. El ephemeral urbanism trata de superar la dicotomía entre lo formal y lo informal —“el circo, el mercadillo y el festival son momentos en los que los ciudadanos toman consciencia de su propia existencia dentro del sistema urbano”— y considera que la ‘nueva normalidad’ urbana está en constante movimiento. La temporalidad es una ‘nueva ecología urbana’ que crece y desaparece, o se mantiene durante un tiempo breve. Mehrotra se pregunta, ¿pueden diseñarse las ciudades con esa condición de movimiento y temporalidad? ¿puede reconocerse la temporalidad como parte integral de la ciudad? ¿puede incorporarse en términos de forma urbana o de espacio público?

Los trabajos y estudios que se espera recibir vinculados a estos temas pueden situarse en el campo de la especulación crítica, pero también pueden inscribirse en un ámbito más práctico, acompañados de ejemplos que visualicen de modo concreto las transferencias entre la temporalidad y la permanencia de las condiciones urbanas contemporáneas. En ambos casos, serían perfectamente válidos tanto los puntos de vista puramente disciplinares —vinculados al ámbito de la arquitectura o del urbanismo— como las visiones desde las artes plásticas, objetuales o performativas. Todos ellos necesarios para construir un panorama amplio y poliédrico.

                                                                                                                Juana Canet, Ginés Garrido y Alejandro Gómez
 

[1]. Klaus Overmeyer, ed., Urban Pioneers: Temporary Use and Urban Development in Berlin (Berlin: Jovis, 2007).
[2]. Charlie Hailey, A guide to 21st-Century Space (Cambridge MA: The MIT Press, 2009).
[3]. Rahul Mehrotra y Felipe Vera, Ephemeral Urbanism. Does Permanence Matter? (Trento: Listlab, 2017).